Tristemente debo decir que esta mezcla de emoción y escalofríos tiene cierta sombra de nostalgia pues en esa misma calle estuvo la primera cafebrería de mi etapa universitaria, justo en la esquina de Reforma y la 7 sur se encontraba El café teorema en donde pasé varias tardes con los compañeros y amigos, inspirado por su logotipo del teorema de Pitágoras, imaginando aventuras en su remate potemkin y lugar protagonista de la vez que no llegué a dormir a mi casa por cuidar expocientíficos del Gen X.
Esperemos que no se rompa esta bonita tradición y que (ojala no a costa del mercado inmobiliario) la travesía de encontrar un reclamado libro sea más leve.