La influencia informática en las computadoras provoca imaginar un número binario de poca magnitud, y de ahí a la razón por la cual hace varios años, cuando escribo un cero lo hago barrado cual conjunto vacío, y no dejo de recordar que es simplemente una forma de diferenciar a los 0’s de las O’s por su forma circular. El problema causado cuando Gutenberg ahorro tiempo generando tipos (al inventar la imprenta en 1455) lo que hace creer a la gente que las MAYÚSCULAS NO SE ACENTÚAN. Y regreso al hecho de que AlephZero no solo es un reto en divulgación científica en periódico impreso o en Internet sino también de buena redacción y ortografía.
Lo que ahora me lleva a una vieja historia sobre el origen de nuestro alfabeto dónde la letra A no solo proviene de la Alfa Griega, también del Aleph Egipcio, glifo que simboliza encefálica vacuna, que nombra “al toro por la ciencia“. Pero no coincide con el cúbico literario origen del Aleph-Zero. Por último la Oxidación halogénica del Dioxido de Yodo (IOO) me hace especular en “Ciensayos”: ovíparos ensayos científicos de múltiples colores y temas, de convocatorias fantásticas y cuentos ficticios que me inundan en el cieno dónde encontraré, tal vez, fósiles ancestrales plasmados en los muros de museos. Al despertar recuerdo lo que ya muchos han de mencionar acerca de la 100cia, felicitando al Aleph por estas primeras científicas ediciones en las que encontraremos “cienpre” ciento por ciento ciencia.